De cómo mantener las prioridades en materia de SST.
José Luis Barral Campillo
Resulta curioso ver como se aplican en ocasiones las nuevas líneas de actuación en materia de Seguridad y Salud en el Trabajo: Seguridad II, III, Seguridad Basada en el Comportamiento (SBC), Human and Organizational Perfomance (HOP), enfoque al factor humano, SGSST ISO 45001, Empresa Saludable, etc. en organizaciones con cierto abolengo en materia de Seguridad y Salud en el Trabajo (SST). Lo que debería ser un referente para el resto de las organizaciones y por tanto motivo para celebrar, curiosamente acaba convirtiéndose en todo lo contrario.
Debo reconocerme un aprendiz de las nuevas corrientes de la Seguridad y Salud en el Trabajo y de los estudios que las sustentan, intentando empaparme de lecturas en cuanto dispongo de tiempo para ello. Sin embargo, los años de profesión me han permitido discernir los rasgos de las organizaciones que tienen un interés sincero en la mejora de las condiciones de trabajo y por tanto de la seguridad y salud. Sucumbir a la tentación de hacer recaer la seguridad exclusivamente sobre el comportamiento humano, resulta a todas luces un error de principiante. Ya no digamos solamente que no cumplimos el mandato legal del art. 15 de la LPRL, en el caso de España, cuando nos establece las prioridades a aplicar en la gestión de los riesgos, sino que contravenimos la esencia de la mayoría de las corrientes y estudios que citábamos antes.
Interpretación
Es importante no realizar una interpretación sesgada de las teorías de seguridad basadas en el comportamiento para no caer en la creencia de que controlando la ejecución humana prevenimos todos los riesgos. No tiene sentido recurrir a modificar comportamientos cuando no hemos hecho un esfuerzo previo en: combatir los riesgos en origen, adaptar el trabajo a las personas, tener en cuenta la técnica, sustituir productos peligrosos, planificar la prevención y anteponer la protección colectiva a la individual.
De igual manera podemos ver cómo se diseñan o implantan medidas o sistemas (cero accidentes, ISO 45001, mejora de la cultura preventiva, etc.) como medidas más hacia la galería que como intento sincero de dotar a las organizaciones de herramientas o sistemas de mejora reales. Al final lo que iba a contribuir a la mejora de la seguridad y salud en el trabajo se acaba viendo por los propios trabajadores como una pantomima para cumplir el expediente.
Seguridad basada en el comportamiento (SBC)
Llegados a este punto retomo la SBC, lamentablemente organizaciones que disponen de sistemas maduros de SST caen en la tentación de hacer recaer la mejora de la SST en los factores humanos exclusivamente. Siendo mal pensado se me ocurren una serie de motivos que explican esta actitud:
- Económico: No podemos engañarnos al pensar que es el factor predominante en muchas decisiones. La sustitución de productos y las protecciones colectivas son habitualmente caras, más cuando estamos hablando de instalaciones complejas y de cierta edad.
- Objetivos corporativos: En ocasiones he podido vivir como la necesidad de presentar resultados a la matriz, incita a plantear objetivos con medidas grandilocuentes pero que deberían venir precedidas (o al menos coexistir) con otras de carácter técnico para asegurar buenos resultados. Traducido al lenguaje coloquial protege la máquina todo lo posible y luego hablemos de intentar mitigar los riesgos residuales.
- Desconocimiento: Aunque hoy en día los recursos en la materia son innumerables, sigue existiendo mucho desconocimiento de las obligaciones por parte de las líneas de mando. El ejemplo más claro suele ser la priorización del uso de EPI y en segundo lugar centrar la actividad preventiva en el comportamiento del trabajador para justificar la eliminación de todos los riesgos.
- Antagonismos: Tradicionalmente los participantes en las relaciones laborales (principalmente trabajadores y empresarios) han culpado a la otra parte de los males que sufren las organizaciones, en este caso concreto de los accidentes e incidentes. No parece justo para ninguna de las partes querer culpar a la otra sin hacer un ejercicio de autorreflexión y valorar qué se espera de nosotros primero de cara a la Ley y luego de cara a los nuevos avances en materia de SST en su sentido amplio (técnico y humano).
¿Cómo mantenemos las prioridades en SST?
Como en otras tantas situaciones dentro de la SST, estamos obligados a realizar un ejercicio de asertividad, rechazando medidas preventivas que nos distraen y que consumen recursos a aplicar en las medidas prioritarias en cada caso. Esto posiblemente producirá roces, choques y enfrentamientos, pero debemos tener claro que estamos hablando de salud y no se trata de cumplir el expediente y aparentar que cumplimos objetivos, sino de ser efectivos y, para eso, ya tenemos el camino marcado.
No quisiera acabar sin defender abiertamente la aplicación de los nuevos enfoques en SST, tan solo insisto en el mantenimiento de las prioridades de la acción preventiva para llevarlo a cabo. No podemos pensar en la excelencia preventiva cuando nos hemos dejado por el camino cuestiones básicas a resolver previamente.
José Luis Barral Campillo es Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales y miembro de la Asamblea General del CGPSST