¿Después de 20 años volvería a ser Técnico de Prevención?
Cuando hace algo más de 20 años vi el anuncio del máster de PRL en el periódico, tuve la sensación de que una de esas cosas importantes que pasan en la vida estaba a punto de producirse. ¿Pasados todos estos años dedicándome a la seguridad y salud en el trabajo sigo pensando igual? Buena pregunta.
Siempre he defendido y lo sigo haciendo, que la prevención es una profesión vocacional y que es muy difícil dedicarse a ella si no hay convicción. ¿Cueces o enriqueces? Como decía aquella campaña publicitaria, hay dos maneras de hacer las cosas, cumpliendo lo estrictamente necesario o aportando algo más.
A lo largo de estos años he tenido la gran suerte de haber coincidido con profesionales fantásticos de los que he aprendido mucho de lo que sé. Gente que era feliz con su trabajo y que disfrutaba mejorando día a día, sabiendo que estaba ayudando a salvar vidas o simplemente a mejorarlas. También he visto gente de paso que había recalado en la profesión de forma tangencial y que sólo buscaban una manera como otra cualquiera de ganarse el pan. Aunque en este último grupo pude conocer a buenos profesionales, he de decir que su grado de satisfacción con la profesión era o es, bastante mejorable. Prueba de ello es que muchos, en cuanto han podido, la han abandonado. Llegado este punto como os podréis imaginar me decanto por enriquecer.
Ha cambiado.
Aunque los que la vivimos día a día a veces no somos conscientes, la sociedad se ha ido empapando cada vez más de la necesidad de prevenir los riesgos laborales. Nos hemos acostumbrado, dicho con cautela, a las charlas de seguridad, a la necesidad de usar los EPI, al uso del cinturón en los vehículos, etc. En mayor o menor medida las empresas tienen presente la necesidad de prevenir, otra cosa diferente es si lo hacen realmente y cómo lo llevan a cabo.
Las empresas que realizan una gestión adecuada han mejorado y ampliado sus acciones preventivas, se han creado nuevos conceptos más allá de la seguridad y salud más estricta: well-being, empresa saludable, RSC, envejecimiento activo, seguridad y salud inclusiva o con perspectiva de género. Todos ellos son avances hacia nuevas líneas de mejora en la PRL.
En general, los nuevos profesionales son más receptivos a la acción preventiva. Hablar de prevención de riesgos laborales a la hora de plantear una actividad ya no es algo extraño; entra dentro de lo rutinario y normal.
Por desgracia no todo los cambios han sido positivos, lamentablemente se ha judicializado la prevención. Era de esperar que ocurriera y así lo ha hecho. Pero además, se ha ido a atacar la base del sistema, los técnicos de prevención. Muchos somos la parte frágil a los que nadie suele hacer caso, a los que nadie informa y a los que cuando pasa algo se les imputa/investiga, acusa y condena. Por desgracia muchas empresas utilizan de pantalla a los técnicos, quedando los verdaderos responsables de adoptar las medidas para evitar los riesgos, impunes llegada la necesidad de buscar culpables.
Sigue sin cambiar.
En muchos casos se sigue haciendo prevención para cumplir el expediente; sin entrar en el fondo de la cuestión y sin llevar a cabo lo previsto.
La integración de la prevención en la producción de muchas empresas sigue siendo asignatura pendiente. La “seguridad” sigue siendo cosa “del de prevención”.
Si pudiera volver atrás.
Volvería a repetir en esta profesión y posiblemente sería menos tolerante en determinadas actitudes de trabajadores y empresarios. Aquí se cumple lo que siempre he dicho: a veces más vale estar en casa, que en el hospital o en el juzgado. Si hay algo que no se le olvida jamás a un técnico es la tristeza de vivir un accidente grave o mortal o de verse involucrado en una investigación judicial. Sólo nos queda ser cada día un poco más profesionales y exigir a los demás que también lo sean. Hoy en día se habla de los problemas psicosociales en colectivos sometidos a presión y altos niveles de estrés (policías, médicos, etc) pero durante estos años he visto a muchos técnicos de prevención con problemas importantes de depresión y ansiedad por las circunstancias en las que desarrollan su trabajo.
¿Que pediría al futuro?
Más protección y respeto para los técnicos de prevención. He tenido la oportunidad de viajar por países en los que la figura del técnico de prevención es valorada y respetada, contando además con una especial protección legal para evitar presiones por parte del empresario. También he de decir que pediría más profesionalidad en nuestro ejercicio y una mayor amplitud de miras para poder afrontar los retos del día a día de las empresas.
¿Con qué me quedo?
Con la cantidad de profesionales y amigos que he conocido en este trabajo, con los que he vivido momentos duros, de mucho trabajo, de estrés y presión, pero con los que he disfrutado de la satisfacción de llevar a cabo actividades complejas sin accidentes. A todos ellos dedico estas letras como humilde homenaje.
Un consejo para los que llegan.
Esta profesión es muy desagradecida, no esperes una felicitación porque raramente llega. Haz tu trabajo por convicción y ten claro que es lo “tolerable” y lo “intolerable”. Esfuérzate en ampliar tus conocimientos en prevención y en el proceso productivo para poder recomendar las mejores medidas. Ten en cuenta siempre que ese documento lleva tu firma haciéndote responsable de lo que allí pone. Ante todo tiene que haber una justificación técnica y un razonamiento lógico para evaluar un riesgo y determinar una medida.
No hay marcha atrás.
Si hay algo bueno que tiene la prevención es que no retrocede. Aunque la crisis se notó mucho, no afectó a todas las empresas y sectores por igual; manteniéndose vivos los estándares y la mejora continua.
De aquí a otros 20 años volveremos a hablar de las mejoras vividas y lo que nos queda por mejorar.
Ánimo, gracias y sigamos avanzando
José Luis Barral Campillo. Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales.
Vicepresidente del CGPSST