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Archivo de la etiqueta: José Luis Barral Campillo

El CGPSST participa en la XIII edición del Foro de Prevención

Publicada en marzo 23, 2022 de Ramón Torres CGPSST

XIII Foro Prevención

Los pasados días 15 y 16 de marzo se celebró en Gijón el XIII FORO PREVENCIÓN, organizado por USO en la Universidad Laboral de Gijón.

En la presente edición se ha contado con la participación del CGPSST, representado por nuestro compañero José Luis Barral Campillo, quien abordó en su ponencia la Coordinación de Actividades Empresariales, ahondando en sus fortalezas y debilidades y de como huir de la burocracia infinita en la que se ha convertido.

Coordinación de Actividades Empresariales

La coordinación de actividades empresariales (CAE) es una obligación en materia de prevención de riesgos laborales para todas las empresas y autónomos que realizan alguna actividad dentro de un mismo centro de trabajo. Si bien, el planteamiento que hizo la OIT en el año 1985 era bastante sencillo y se centraba en la cooperación y colaboración entre empresas presentes en un mismo centro de trabajo, con la transposición a la normativa propia de cada país se ha ido haciendo más compleja. El resultado de todo esto es que la CAE se ha convertido en una actividad que consume una cantidad importante de recursos y que, en muchos casos, prioriza la gestión documental sobre las medidas de campo.

Nuestra intervención incidió en poner el valor de la CAE en aquellas actividades, sobre todo en campo, que entendemos más ayudan a la prevención de daños para la salud de los trabajadores. En la ponencia se desarrollaron una serie de puntos que,​ a nuestro entender,​ deberían potenciarse para que la CAE sea más efectiva.

En la gestión documental se deben descartar todas aquellas cuestiones que no aportan nada a la PRL. Tradicionalmente se incluye como CAE documentos o actividades que poco o nada tienen que ver con la seguridad y salud en el trabajo. Eliminando esas cuestiones anexas se puede agilizar, simplificar y abaratar la CAE.

 

Racionalizar la CAE. ¿Es posible?

Dentro de la gestión documental propia de PRL deberían descartarse igualmente aquellos documentos que aportan poco o nada a la coordinación. Es necesario priorizar aquella transmisión de información que resulta más útil: el qué, el cómo y el cuándo se van a realizar actividades dentro de un centro de trabajo. Con esta información se debería poder organizar y planificar correctamente los trabajos a realizar.

Si bien el intercambio documental resulta imprescindible, no debería olvidarse que en CAE existen otras herramientas, tan eficaces o más, para poder transmitir información y establecer las medidas adecuadas de coordinación; véase la designación de coordinadores, la celebración de reuniones, el establecimiento de permisos de trabajo, la distribución de instrucciones entre los actuantes, incluso las comunicaciones espontáneas entre responsables.​ ​

Estamos completamente convencidos que una racionalización de los procesos de CAE redundaría en un ahorro de recursos para los todos los intervinientes, que podrían destinarse para poner el foco de la coordinación en aquellas actividades que tienen mayor impacto en la seguridad y salud de los trabajadores.

Agradecimiento

Desde el CGPSST queremos agradecer una vez más a USO que haya contado con el CGPSST para participar en esta edición del Foro de Prevención.

Publicado en: Eventos | Etiquetas: CAE, CGPSST, Gijón, HSE, José Luis Barral Campillo, PRL, SSL, SST, USO | Deja un Comentario |

Artículo. 10 claves para salir airoso de la coordinación de actividades empresariales.

Publicada en enero 25, 2021 de Ramón Torres CGPSST

10 claves para salir airoso de la coordinación de actividades empresariales.

Por un técnico de prevención

 

No por ser conocida por la gran mayoría, ha dejado de ser una materia farragosa y densa que genera muchas dudas y casuística para resolver. Pero, lo que es peor, esa complejidad no ha ido a menos, sino que lleva un crecimiento geométrico con del devenir de los años. Es por ello que creo que conviene implantar unas prácticas que nos ayuden a salir airosos del proceso de la CAE, visto desde cualquiera de las posiciones: activa o pasiva

1º Relativizar

A la CAE hay que darle la importancia que tiene en cada momento. Ni es la solución para todos nuestros males, ni nos va a librar de todas nuestras responsabilidades cuando acumulemos montañas ingentes de documentación. Por el contrario, ignorar su importancia dentro de la gestión preventiva puede llegar a ser una temeridad. Para evitar los dos extremos creo que es conveniente utilizar la 2ª práctica:

 

 2ª Planificar.

De cara a saber qué tipo de CAE se adapta a nuestras necesidades debemos tener en cuenta entre otras cuestiones:

  • El tipo de actividad que se va a realizar, así como su complejidad y peligrosidad
  • Nº de empresas y trabajadores previstos
  • Duración en el tiempo de las actividades concurrentes, los plazos, los horarios, turnos, etc.
  • Tipología de las empresas participantes, especialización, procedencia, etc.
  • Aunque todos sabemos que esto no es una disculpa para no adoptar las medidas adecuadas, la realidad manda.

Con todas esas variables, planificamos:

  • Las responsabilidades, roles y funciones
  • Las agendas y órdenes del día de las reuniones, en caso de realizarse
  • Los protocolos y procedimientos necesarios
  • Los requisitos para los concurrentes
  • Los recursos necesarios
  • Los límites y las propuestas para la ejecución de los trabajos. En este punto entra la integración de la PRL que se trata más adelante.

 

3ª Desvincular

Con anterioridad a la aparición de las plataformas de gestión documental ya se había producido en muchas empresas una centralización de esa gestión en ciertos departamentos. Eso implicaba que se intentaba canalizar todos los documentos tipo a través de un departamento. En la práctica cualquiera que quería pedir un documento previo lo incluía en una lista sin fin que sería solicitada a la empresa en cuestión. Esto hoy en día se ha simplificado, pero el problema de fondo sigue latente, incluso diría que ha empeorado, al mezclarse responsabilidades, materias y obligaciones en la CAE. Hay que tener claro que la documentación en mayor o menor medida es necesaria, pero sobre todo, si aporta algo a la gestión preventiva.

Para ello debemos referirnos al R.D 171/2004 y al resto de reglamentación en PRL aplicable. Simplemente todo aquello que no está incluido en esa normativa no es CAE. Puede ser obligatorio o no, puede tener cierta importancia para la materia, pero no es CAE y no se puede confundir y sobre todo consumir valiosos recursos para gestionarla. Estoy pensando en concreto con esto en el hecho de poner a técnicos de PRL a gestionar documentos no CAE, cuando podrían estar realizando labores preventivas más valiosas; por ejemplo, de control y asesoramiento en campo.

 

4ª Diversificar

Actualmente estamos acostumbrados a incluir o a ser incluidos todos en el mismo saco. Ciertamente la estandarización de procesos ayuda a mejorar la eficacia y velocidad a la hora de gestionar grandes cantidades de documentación. Pero, para empezar, igual debemos preguntarnos si es necesario tal volumen de documentación o si tiene que ver siquiera con PRL. En segundo lugar, posiblemente no podemos meter a todas las empresas en el mismo saco, ni tiene sentido pedirles lo mismo. Un justificante de entrega de EPI a alguien que trabaja en oficinas tiene una dudosa necesidad. Tenemos que saber qué pedir y a quién. Además, entender que la CAE no es sólo pedir documentación, que existen otras alternativas para asegurarnos que se minoran o eliminan los riesgos generados o agravados por la concurrencia.

 

5ª Simplificar.

En muchos casos los sistemas de gestión bajo estándares internacionales o incluso propios, nos han impuesto la obligación de documentar determinadas acciones que a priori poco o nada tienen de utilidad para algunas empresas. Si además, nos empeñamos en generar formatos en papel para justificar su cumplimiento, apaga y vámonos. Igual que es necesaria una adaptación de la empresa y de los sistemas a las necesidades y recursos reales, en CAE no se puede hacer una “tarifa plana”. Como decíamos antes, no todo es pedir documentación, pero tampoco todo es pedir la misma documentación a cualesquiera de los concurrentes.

Lo mismo puede ocurrir con las reuniones: plantearse una reunión de coordinación con mucha frecuencia, con multitud de asistentes, con un orden del día extenso puede resultar contraproducente. Yo diría que en ocasiones hemos dejado de lado la reunión de campo a las 8 de la mañana de los mandos o trabajadores implicados, donde se acuerda cómo se van a realizar los trabajos del día, para introducirnos en un mundo burocrático y sin fin donde todo debe estar incluido en un acta. Yo soy el primero que aboga por el registro de las cuestiones importantes, pero también que la tecnología hoy nos brinda la posibilidad de utilizar otros medios que no sean exclusivamente el papel y el bolígrafo.

 

6º Integrar.

Aunque parece una cuestión de lógica aplastante, aparte de obligatoria en PRL, en esta materia cobra una especial importancia. Así nos encontramos, entre otras, con estas posiciones:             

Departamento de Producción.

Tiene que sacar adelante los trabajos en un plazo y con un coste prefijado. Para ello recurre habitualmente a recursos externos (contratas, subcontratas y autónomos) que aceptan realizar los trabajos bajo unas condiciones estipuladas. Probablemente a estos últimos se les irán añadiendo más exigencias que no se habían tenido en cuenta o que simplemente no se les indicaron por creerse incluidas o por evitar que subiese el precio. Ni que decir tiene que, salvo mala ejecución, producción quiere que ese recurso externo realice los trabajos y deberá administrar los intereses de su organización a la hora de realizar peticiones o recibir demandas.

Se puede decir que si existe un equilibrio entre lo que se aporta y lo que se recibe, dependiendo de hacia dónde esté inclinada la balanza, el departamento de producción estará “legitimado” en mayor o menor medida para exigir determinadas cuestiones al recurso externo. Lógicamente pienso en PRL cuando hablo de exigencias. Esto unido a querer acabar en tiempo y forma, pone en la tesitura a este departamento de cumplir los requerimientos que llegan por parte de PRL. Aquí es donde cobra importancia la planificación, demostrando lo conveniente que es fijar los requisitos con anterioridad y planificar e integrar correctamente las actividades.

Departamento de PRL.

Cuando dentro de una organización existe un departamento o una persona encargada de gestionar la PRL, su labor suele venir dividida entre procurar que la empresa cumpla lo mejor posible con sus obligaciones en la materia, y a su vez “interferir” lo menos posible en la marcha de la actividad y obtener el mayor  beneficio posible. Escribo “interferir” entre comillas porque todos sabemos que una buena gestión preventiva, no sólo ahorra dinero a las organizaciones, sino que además aumenta el rendimiento y los beneficios.

Cuando hablo de una buena gestión preventiva me refiero aquella que está correctamente planificada e integrada en el proceso productivo. Lamentablemente, esto no ocurre así habitualmente y el gestor preventivo va a hacer malabarismos para enterarse de lo que se “cuece” y poder encajar a duras penas una PRL más o menos coherente en la actividad; con los consiguientes enfrentamientos, desaires, “malos rollos”, etc. por todos conocidos.

Dirección.

Suele intentar equilibrar los antagonismos anteriormente mencionados entre la marcha de los trabajos (producción) y el cumplimiento legal en materia de PRL. Si nos encontramos planteamientos directivos modernos, con cierta amplitud de miras, intentarán combinar todos los intereses y expectativas, planificando para lograr que el trabajo salga adelante en unas condiciones aceptables. Si por el contrario nos encontramos con una dirección más tradicional iremos sorteando los requisitos para sacar adelante el trabajo, preocupado por un lado por plazos, costes y demás y por otro (en el mejor de los casos) por las responsabilidades y consecuencias de los actos.

Como es lógico se me ocurren más intervinientes, pero creo que es suficiente para hacernos una idea de lo difícil que es integrar la PRL en los procesos productivos. Recomiendo la lectura de mi artículo al respecto: “Señor dame fuerzas para integrar”.

La gran mayoría sabemos que sólo nos queda convencer y concienciar a todos los intervinientes. Y eso lleva tiempo, esfuerzo y recursos.

 

7º Procedimentar.

Como bien defiende el INSST en sus publicaciones, si realizamos procedimientos de aquellas actividades que son cruciales para el buen desempeño de la SST, por qué no habríamos de hacerlo con la CAE, que resulta tan trascendental en mitigar y eliminar riesgos generados o agravados por la concurrencia. Sin entrar en detalle de cómo se debe ser el procedimiento, porque creo que todos lo tenemos claro, si creo importante mencionar ciertas cuestiones que debe contener:

  • Circunstancias previstas en la coordinación: Respecto a la actividad, el centro, los riesgos, etc.
  • Distintos actores y posición de cada uno de ellos
  • Responsabilidades y funciones de los intervinientes
  • Medios de coordinación aplicables a cada caso
  • Mecánica y desarrollo de la coordinación
  • Documentación solicitada
  • Criterios para el cumplimiento de los requisitos

 

8ª Modernizar.

Si algo bueno nos ha traído la pandemia del COVID ha sido el espaldarazo que ha supuesto para determinadas tecnologías que ya estábamos aplicando. Me quedo en este caso con 2: el uso de drones y las videoconferencias. Si bien son cuestiones que se llevan utilizando ya desde hace tiempo, las circunstancias actuales las han impulsado exponencialmente. Hasta hace poco se infravaloraba el realizar una reunión, auditoría o una inspección en remoto, ahora se ha asumido como algo normal y perfectamente válido. Es más, los drones han facilitado el acceso a sitios remotos y peligrosos con la consiguiente mejora preventiva. Creo que debemos flexibilizar las reuniones de coordinación y aprovechar las nuevas tecnologías, incluso considerando la utilización de las redes sociales, plataformas o software de PRL para ello.

 

9ª Profesionalizar.

Hasta la llegada de las plataformas de gestión documental, no se había oído hablar de “gestor documental CAE” o “experto en CAE”. Son ellas las que han visto la necesidad, en la mayoría de las veces, de nutrirse de profesionales y de cubrir la demanda de sus potenciales clientes. Bien es verdad, que salvo las enseñanzas regladas en PRL, poco o nada se toca esta materia en cursos especializados. También es verdad que para determinadas actuaciones en CAE resulta un poco desproporcionado el usar los servicios de un técnico de PRL, como decíamos anteriormente, pero si es necesario conocer la materia.  Todos hemos sufrido de un lado y otro de la CAE, errores o peticiones desacertadas por falta de conocimiento o criterio en la materia.

A este respecto es necesario profesionalizar esta actividad, dotándola de criterios suficientes para distinguir situaciones y poder aplicar “el sentido común”. Cuando hablo de profesionalizar no sólo pienso en gestor documental de la plataforma, sino también del cliente que marca las pautas a seguir, de la persona encargada de enviar la documentación en la subcontrata o del coordinador de CAE que establece medidas en campo. Dicho lo anterior, recomiendo no entrar en discusiones baldías con el gestor documental de turno, creo que la solución tiene que venir de arriba y ser razonada. Si creemos que es errónea la medida debe debatirse con los responsables, cliente o supervisores.

 

10ª Aplicar el sentido común.

Como habremos oído infinidad de veces, es el “menos común de los sentidos”. Aunque no es una medida preventiva, ni una práctica en sí, después de todos estos años en la PRL, puedo asegurar que muchas veces es la diferencia entre realizar una gestión preventiva adecuada o no. Ayuda a llevar a buen término cualquier tarea y sobre todo aquellas que dan lugar a muchas interacciones y conflictos como puede ser la seguridad y salud en el trabajo.

Si bien existe mucha regulación en la materia, todos sabemos que se deja bastante libertad al empresario y al técnico para determinar las medidas oportunas en cada momento. No se trata de acumular acciones, sino de aplicarlas con coherencia y con un claro sentido práctico, y no sólo porque lo indique una norma o un manual. Si no lo hacemos así, corremos el riesgo de desvirtuar el sentido último del ordenamiento que es generar un lugar de trabajo seguro y saludable.

 

Jose Luis Barral Campillo

Tco. Superior de Prevención de Riesgos Laborales

Vicepresidente del CGPSST

 

 

Publicado en: Artículos | Etiquetas: CAE, CGPSST, José Luis Barral Campillo, PRL, SSL, SST | Deja un Comentario |

Artículo. ¿Después de 20 años volvería a ser Técnico de Prevención?

Publicada en mayo 25, 2020 de Ramón Torres CGPSST

¿Después de 20 años volvería a ser Técnico de Prevención?

20 años

Cuando hace algo más de 20 años vi el anuncio del máster de PRL en el periódico, tuve la sensación de que una de esas cosas importantes que pasan en la vida estaba a punto de producirse. ¿Pasados todos estos años dedicándome a la seguridad y salud en el trabajo sigo pensando igual?  Buena pregunta.

Siempre he defendido y lo sigo haciendo, que la prevención es una profesión vocacional y que es muy difícil dedicarse a ella si no hay convicción. ¿Cueces o enriqueces? Como decía aquella campaña publicitaria, hay dos maneras de hacer las cosas, cumpliendo lo estrictamente necesario o aportando algo más.

A lo largo de estos años he tenido la gran suerte de haber coincidido con profesionales fantásticos de los que he aprendido mucho de lo que sé. Gente que era feliz con su trabajo y que disfrutaba mejorando día a día, sabiendo que estaba ayudando a salvar vidas o simplemente a mejorarlas. También he visto gente de paso que había recalado en la profesión de forma tangencial y que sólo buscaban una manera como otra cualquiera de ganarse el pan. Aunque en este último grupo pude conocer a buenos profesionales, he de decir que su grado de satisfacción con la profesión era o es, bastante mejorable. Prueba de ello es que muchos, en cuanto han podido, la han abandonado. Llegado este punto como os podréis imaginar me decanto por enriquecer.

Ha cambiado.

Aunque los que la vivimos día a día a veces no somos conscientes, la sociedad se ha ido empapando cada vez más de la necesidad de prevenir los riesgos laborales. Nos hemos acostumbrado, dicho con cautela,  a las charlas de seguridad, a la necesidad de usar los EPI, al uso del cinturón en los vehículos, etc. En mayor o menor medida las empresas tienen presente la necesidad de prevenir, otra cosa diferente es si lo hacen realmente y cómo lo llevan a cabo.

Las empresas que realizan una gestión adecuada han mejorado y ampliado sus acciones preventivas, se han creado nuevos conceptos más allá de la seguridad y salud más estricta: well-being, empresa saludable, RSC, envejecimiento activo, seguridad y salud inclusiva o con perspectiva de género. Todos ellos son avances hacia nuevas líneas de mejora en la PRL.

En general, los nuevos profesionales son más receptivos a la acción preventiva. Hablar de prevención de riesgos laborales a la hora de plantear una actividad ya no es algo extraño; entra dentro de lo rutinario y normal.

Por desgracia no todo los cambios han sido positivos, lamentablemente se ha judicializado la prevención. Era de esperar que ocurriera y así lo ha hecho. Pero además, se ha ido a atacar la base del sistema, los técnicos de prevención. Muchos somos la parte frágil a los que nadie suele hacer caso, a los que nadie informa y a los que cuando pasa algo se les imputa/investiga, acusa y condena. Por desgracia muchas empresas utilizan de pantalla a los técnicos, quedando los verdaderos responsables de adoptar las medidas para evitar los riesgos, impunes llegada la necesidad de buscar culpables.

Sigue sin cambiar.

En muchos casos se sigue haciendo prevención para cumplir el expediente; sin entrar en el fondo de la cuestión y sin llevar a cabo lo previsto.

La integración de la prevención en la producción de muchas empresas sigue siendo asignatura pendiente. La “seguridad” sigue siendo cosa “del de prevención”.

Si pudiera volver atrás.

Volvería a repetir en esta profesión y posiblemente sería menos tolerante en determinadas actitudes de trabajadores y empresarios. Aquí se cumple lo que siempre he dicho: a veces más vale estar en casa, que en el hospital o en el juzgado. Si hay algo que no se le olvida jamás a un técnico es la tristeza de vivir un accidente grave o mortal o de verse involucrado en una investigación judicial. Sólo nos queda ser cada día un poco más profesionales y exigir a los demás que también lo sean. Hoy en día se habla de los problemas psicosociales en colectivos sometidos a presión y altos niveles de estrés (policías, médicos, etc) pero durante estos años he visto a muchos técnicos de prevención con problemas importantes de depresión y ansiedad por las circunstancias en las que desarrollan su trabajo.

¿Que pediría al futuro?

Más protección y respeto para los técnicos de prevención. He tenido la oportunidad de viajar por países en los que la figura del técnico de prevención es valorada y respetada, contando además con una especial protección legal para evitar presiones por parte del empresario. También he de decir que pediría más profesionalidad en nuestro ejercicio y una mayor amplitud de miras para poder afrontar los retos del día a día de las empresas.

¿Con qué me quedo?

Con la cantidad de profesionales y amigos que he conocido en este trabajo, con los que he vivido momentos duros, de mucho trabajo, de estrés y presión, pero con los que he disfrutado de la satisfacción de llevar a cabo actividades complejas sin accidentes. A todos ellos dedico estas letras como humilde homenaje.

Un consejo para los que llegan.

Esta profesión es muy desagradecida, no esperes una felicitación porque raramente llega. Haz tu trabajo por convicción y ten claro que es lo “tolerable” y lo “intolerable”. Esfuérzate en ampliar tus conocimientos en prevención y en el proceso productivo para poder recomendar las mejores medidas. Ten en cuenta siempre que ese documento lleva tu firma haciéndote responsable de lo que allí pone. Ante todo tiene que haber una justificación técnica y un razonamiento lógico para evaluar un riesgo y determinar una medida.

No hay marcha atrás.

Si hay algo bueno que tiene la prevención es que no retrocede. Aunque la crisis se notó mucho, no afectó a todas las empresas y sectores por igual; manteniéndose vivos los estándares y la mejora continua.

De aquí a otros 20 años volveremos a hablar de las mejoras vividas y lo que nos queda por mejorar.

Ánimo, gracias y sigamos avanzando

 

 

 

 

José Luis Barral Campillo. Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales.

Vicepresidente del CGPSST

 

Publicado en: Artículos | Etiquetas: Articulo, CGPSST, José Luis Barral Campillo, PRL, SSL, SST |

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